Ignacio Fuentes

Ignacio Fuentes
IGNACIO FUENTES

lunes, 4 de julio de 2011

El relevo mundial ha llegado para quedarse.

Novak Djokovic es el flamante campeón de Wimbledon y el nuevo número uno del ranking ATP. Oficialmente, hoy lunes ha sido el primer día en su carrera que se ha conseguido llegar a ser el mejor tenista del planeta, pero ya lleva meses detrás de ese puesto de honor y no es casualidad que le haya llegado el turno. En los siete meses de competición Nole ha disputado 49 partidos y solamente ha perdido uno, en las "semis" de Roland Garros ante el suizo Roger Federer. De los nueve torneos que ha jugado ha levantado ocho trofeos, entre ellos, 2 Grand Slams: el Abierto de Australia y Wimbledon, y cuatro masters 1000 -Cincinnati, Miami, Madrid y Roma-. Es el mejor tenista del momento, el que más confianza tiene en sí  mismo, el claro dominador del circuito. Djokovic siempre ha sido un gran jugador, uno de los mejores, pero ahora ha dado el salto de calidad definitivo y lo ha hecho apoyándose en unas bases muy sólidas, tanto en su juego dentro de la pista, como en lo que le rodea fuera de las canchas.
Si había algo que no le permitía llegar a ser el más grande en el pasado era su mentalidad frente a los grandes partidos. En los momentos claves de los torneos más importantes pinchaba, y era su cabeza la que fallaba en esos puntos en los que si se pierden, se acaba el sueño de victoria. Su equipo, y sobretodo su psicólogo, han sabido revertir esa situación hasta tal punto que en un año ha pasado a ser un jugador débil, a pasar a ser el más fuerte mentalmente, capaz de pensar que puede ganar a cualquiera en cualquier superficie, en cualquier momento. En pasadas temporadas Nole era el típico jugador quejica, que prefería poner excusas en los malos momentos antes que reponerse. Se le había visto en más de una ocasión quejarse de  las lentillas o por algún que otro problema físico cuando las cosas en la pista no iban como él quería. Este año nada de eso se ha  vislumbrado. Ninguna lamentación. Ha sabido sobrellevar los malos momentos de juego, recapacitar, y sacar más de un partido complicado adelante. Así se forjan los campeones. El cambio mental ha sido una de las principales bazas para que Novak sea el número uno, pero hay más claves que le han permitido llegar al primer escalón.
Su fortaleza física: cuando un deportista llega a su mejor nivel, el que Novak ha demostrado en los últimos siete meses, el físico tiene que ser el mejor. El serbio está en plenitud de condiciones y eso ha quedado patente. Si antes los mejores tenistas defendiendo y por tanto con un mejor físico eran Murray y Nadal, ahora hay que añadir a estos dos al nuevo número uno mundial. No da una pelota por perdida, llega a todas, y obliga al oponente a jugar un golpe más, consiguiendo por estadística que el rival falle. Buena muestra de ello se pudo ver en la final de ayer en el All England Tennis Club de Londres. En un punto importante donde Rafael Nadal jugó muy bien, Djokovic corrió de lado a lado hasta que llegó a la última pelota colocando un globo en el que Nadal falló el remate. Esta nueva faceta en el juego de Nole le ha permitido ganar puntos que antes ni luchaba ni podía conseguir. Y no hay duda que estos puntos se consiguen a base de una buena forma física.
Su potente juego de derecha y de revés: todo jugador tiene puntos débiles, o al menos unos golpes más fuertes que otros. En el caso de Federer es sabido que las pelotas con mucho efecto sobre su revés le molestan y por ese lado se le puede atacar. A Nadal también se le acostumbra a atacar por el revés y a Murray por la derecha, que a pesar de ser muy buena es más débil que su revés a dos manos. El problema que tienen los jugadores al enfrentarse al de Belgrado es que no tiene fisuras en su juego. Tiene una derecha demoledora y un revés, que con el permiso de Murray y Gasquet, es el mejor del circuito. No sólo por su potencia al golpear, sino también por el ángulo que es capaz de darle a la pelota y sobretodo por la facilidad para conectar el paralelo y el cruzado según pertoque, asentando muy bien los pies en cada golpeo y llegando con comodidad a las pelotas más complicadas. Un jugador imbatible en estos momentos, el nuevo número uno mundial, el relevo de Roger y Rafa. Y ha llegado para quedarse mucho tiempo. 

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