Ignacio Fuentes

Ignacio Fuentes
IGNACIO FUENTES

martes, 30 de noviembre de 2010

El mejor Barça de la historia humilla al Madrid y se coloca líder en solitario.

Que este es el mejor Barça de la historia es una realidad. Hubo otros en antaño, como el Dream Team que dirigió Johann Cruyff, pero este juega mejor. Lo ocurrido ayer en el gran clásico del fútbol español y mundial sólo demuestra la abismal diferencia que hay entre el mejor equipo del mundo y un gran equipo. Si el Dream Team hubiera jugado en el Camp Nou contra este Barça, hubiera ocurrido algo similar a lo que se vio ayer: un resultado de escándalo, un baño de fútbol, una humillación. Y es que el Pep Team está a años luz de cualquier conjunto en el continente y en el planeta. Ya no sólo por su juego, que deslumbra, con rondos interminables a uno o dos toques a lo largo y ancho del terreno de juego, sino también por la precisión y la velocidad que demuestran tener sus jugadores con el esférico en los pies.  Esta es una máquina perfecta que el hombre ha construído a base de paciencia y cantera. Una máquina que los millones no pueden comprar, por muchos que se tengan. Lo de ayer no es más que el súmum, el clímax de una fábrica de fútbol que empezó con Cruyff y continúa con Guardiola.
En todos los deportes, como en la vida misma, los profesionales hacen mejor su trabajo que aquellos que no lo son. La diferencia radica en que los profesionales viven de lo que hacen, y cobran por lo que hacen. Lo de ayer fue un partido entre unos profesionales, llamados Fútbol Club Barcelona, y unos amateurs, llamados Real Madrid Club de Fútbol. Unos amateurs, que cobran lo mismo o más que estos profesionales. Probablemente nadie esperaba ayer un resultado así. Nadie. Pero ocurrió. Los blancos tenían ganas de ganar y de demostrar el gran equipo que tienen con Mourinho al frente. Pero fueron marionetas dirigidas por Guardiola y los suyos que hicieron y deshicieron cuanto quisieron, llegando al derbi en el mejor momento de la temporada y quién sabe si de su carrera.
Cuando Iturralde González pitó el inicio del encuentro el Barça no tardó en tener la pelota. En los primeros cinco minutos la estrategia de uno y otro entrenador se pudo vislumbrar. Mientras el Barça quería tener el control del juego, como viene siendo habitual desde hace años, el Madrid quiso regalar la posesión y salir rápido a la contra. La primera ocasión la tuvo Messi, que envío el balón al poste. El Madrid tuvo una contra muy a su estilo, pero no fructiferó. Entonces ocurrió: una jugada empezada desde la portería que defendía Valdés siguió con el balón moviéndose desde la defensa al centro del campo y así hasta llegar a Iniesta, que dio un pase en profundidad a Xavi, que controló y al primer toque superó a Casillas. Corría el minuto nueve de partido y el uno a cero llegaba al luminoso. Pocos minutos más tarde otra jugada de nivel, otro rondo típico de un entrenamiento, acabó con Villa desbordando a Ramos por la banda izquierda y con el gol a bocajarro de Pedro. Minuto diecisiete y el partido estaba ya decantado a favor de los locales. Con dos goles en contra el Madrid intentó ser más agresivo, pero lo único que consiguió es que no les metieran otro antes de finalizar la primera parte. Visto lo visto al final del partido eso ya fue mucho. En la reanudación las palabras de Mourinho no fueron suficientes para bloquear al rival. Un huracán llamado Barça se hizo amo y señor del partido y tocó y tocó a ritmo de "olé, olé" de la grada. Entre tanto toqueteo la pulga Messi cogió un balón en medio campo y asistió de manera formidable a Villa, que cruzó el balón al fondo de las mallas. Pasaban diez minutos del inicio de la segunda mitad y el Camp Nou era una fiesta. Y llegó el cuarto, también con los mismo protagonistas, Messi asistiendo y Villa definiendo en el uno contra uno. La impotencia del Madrid era tal que salieron a relucir comportamientos impropios de futbolistas del nivel del equipo de la capital. Con el partido ya acabado llegó la guinda, la manita. Jeffren, que había  entrado hace escasos instantes, fue el artífice del último gol. Manita al eterno rival, liderato y humillación.  
El "Moudrid" salió al campo fiel a su estilo. Regalar la posesión al Barça y salir a la contra. No presionaron al contrario y cuando se dieron cuenta ya perdían por dos a cero. Aunque más vale no poner excusas de ningún tipo. Ayer el Madrid hubiera perdido de cualquiera de las maneras, jugando mejor o jugando peor. Porque el mejor equipo, jugó el partido perfecto y endosó a Mourinho la derrota más amplia de su carrera deportiva. Para el técnico luso ni fue humillante ni fue la más dolorosa. "Es la mayor derrota de mi carrera. Nunca perdí 5-0. Pero es una derrota fácil de digerir, porque es una derrota sin posibilidad de ganar. No es de esas que te quedas con mal sabor de boca. No porque no acertáramos, porque fallara el árbitro o porque mandásemos tres balones al palo. El resultado no cambia nada. La derrota es muy merecida". La procesión se lleva por dentro, dicen. Y cuando se pierde por un resultado tal, y contra el máximo rival, hay dolor y es humillante. 
Queda mucha liga por delante, quedan muchos puntos por disputarse, y el Madrid tiene que seguir luchando hasta el final, porque tiene opciones de llevarse el título. Ahora bien, si el Barça continúa haciendo partidos como el de ayer, la liga ya no será cosa de dos.

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